Texto y fotos: Melisa Ortega.
Como una celebración que marca el inicio de la Semana Santa, el Domingo de Ramos es una fecha en la que los fieles perpetúan los pasajes de la biblia que recuerdan a Jesús y su entrada triunfal a Jerusalén.
Los pasajes relatan cómo el “Rey de Reyes” llegó a éste mítico pueblo, montado sobre un asno como una muestra de humildad, a quién sus seguidores colocaban a su paso ramos de olivo y palmas para recibirle con gran alevosía y emoción.
Venta de palmas en el Mercado de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega Venta de palmas en el Mercado de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega Venta de palmas en el Mercado de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega Venta de palmas en el Mercado de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega
Hoy esta tradición persiste entre los feligreses que se dotan de palmas tejidas a mano, que simbolizan la renovación de la fe, y acuden a la iglesia para que el sacerdote las bendiga para posteriormente colocarlas dentro de sus hogares.
Vendedora de Palma. Foto: Melisa Ortega Vendedora de Palma. Foto: Melisa Ortega
Estas palmas son traídas a la entidad por artesanos provenientes de la región de la Mixteca, principalmente de Acatlán de Osorio, Tehuacán y Tepexi de Rodríguez, en Puebla; así como Huajuapan de León, en Oaxaca.
Palmas en el Parque Hidalgo de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega Palmas en el Parque Hidalgo de Santa Ana Chiautempan. Foto: Melisa Ortega
Los precios de las palmas varían dependiendo el tamaño de las mismas, las pequeñas cuestan entre 10 y 15 pesos dependiendo su complejidad, entre 20 y 35 pesos los Cristos y las llamadas “custodias” y 85 pesos las palmas más grandes que miden casi un metro.
Artesana elaborando palmas en forma de crucifijo. Foto: Melisa Ortega Palma en forma de crucifijo. Foto: Melisa Ortega Palmas de crucifijo de un metro de largo. Foto: Melisa Ortega
Estos productos artesanales son elaborados con una especie conocida como “palma de cera”, y los artesanos pueden tardar en tejerlas entre 5 y 10 minutos las más pequeñas, y 15 minutos las más complejas.
Texto y fotos: Melisa Ortega.