El mensaje de misericordia marcó la celebración eucarística del Domingo de Ramos en Tlaxcala
Mensaje de misericordia fue el centro del mensaje del obispo de Tlaxcala durante la celebración del Domingo de Ramos, conmoviendo a fieles en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. La misa fue presidida por monseñor Julio César Salcedo Aquino, quien reflexionó sobre el amor de Dios y la fe de Jesús.
La fe y devoción de Jesús en cada paso
Durante la procesión inicial, se evocó el camino de Jesús hacia su pasión, desde la palma hasta la cruz. Monseñor recordó que esta semana nos lleva a contemplar el misterio pascual: pasión, muerte y resurrección. La celebración destacó el acto de fe de Jesús, que se entregó por amor a la humanidad y abrió la puerta del perdón.
La cruz como signo del perdón divino
El obispo compartió una poderosa imagen: el ladrón crucificado junto a Cristo, quien reconoció sus errores y recibió la promesa del paraíso. Jesús no lo juzgó. Le ofreció misericordia sin condiciones, recordando que el perdón divino es un regalo inmediato, no futuro.
La parábola del Padre abierto
Salcedo Aquino citó a San Lucas, el evangelista de la ternura, para hablar del Padre que perdona al hijo perdido y también al hijo rencoroso. Ambos son amados. Ambos son buscados. La compasión del Padre no tiene límites. Ese Padre espera a cada persona, sin importar su historia ni su caída.
La Semana Santa como llamado al corazón
El obispo hizo un llamado claro: vivir esta Semana Santa como un camino de sanación interior. Recordó que el pecado no es el final, que el mal no tiene la última palabra. La última palabra la tiene Jesús: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Desde la cruz brota la misión
“Desde la cruz nace la Iglesia,” afirmó, invitando a todos los fieles a contemplar estos días con gratitud y abrir el corazón al Espíritu Santo. El mensaje fue claro y directo: la misericordia es fuerza, es camino, es salvación. Quienes reconocen su error, quienes se acercan con humildad, son abrazados por el amor de Dios.