Un pastor cercano hasta el final
El Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica, murió tras un emotivo mensaje en Pascua. Con 88 años, culminó su vida pública con un gesto de profunda fe: bendecir a la ciudad y al mundo. Su último acto, ante miles de fieles en San Pedro, fue símbolo de su vocación.
En Tlaxcala, decenas de fieles se reunieron en la Catedral para orar por su eterno descanso. Durante la misa, el obispo de Tlaxcala, Monseñor Julio César Salcedo Aquino, destacó el legado de humildad, cercanía y misericordia del Papa Francisco.
«Fue un pastor que supo hablar al corazón del pueblo, que no se cansó de tender la mano a los más pobres», expresó el prelado.
Gestos que marcaron una era
Desde el inicio, pidió algo simple: “Oren por mí”. Y así caminó con el pueblo. «Nunca fue un pontífice distante, sino uno que eligió cercanía, humildad y compasión. Durante la Semana Santa, aun con salud delicada, visitó una cárcel. Ese fue su estilo: tender puentes donde otros levantan muros», recordó el obispo.
Legado de misericordia
Francisco fue el Papa que predicó con gestos. La alegría del Evangelio y la ternura fueron su lenguaje. Su enfoque estuvo en la inclusión, la defensa de migrantes, la protección de la casa común y el amor a los más olvidados.
«Nos enseñó que la misericordia siempre vence, y que la Iglesia debe salir al encuentro».
Una iglesia en salida
Insistió en ser una Iglesia sinodal, de puertas abiertas, cercana a las periferias. Pidió pastores con olor a oveja y comunidades con corazón abierto. Canonizó a los Niños Mártires tlaxcaltecas, un gesto que tocó profundamente a México. Reconoció su valentía y los propuso como modelos de santidad.
Su voz profética
Con cuatro encíclicas clave y múltiples gestos simbólicos, su palabra guio al mundo en tiempos de crisis. Durante la pandemia, rezó solo bajo la lluvia en San Pedro. Ese acto resumió su pontificado: solidaridad y esperanza en medio de la tormenta.
El Papa de los gestos
Amó a San José, promovió el liderazgo con ternura, la santidad laical y la opción por los pobres. Fue fiel a su misión hasta el último respiro.
«Hoy la Iglesia, y el mundo entero, agradecen su paso por la historia. El Papa Francisco ha partido, pero su voz permanece», finalizó.