El 8M, un día para alzar la voz y conmemorar la lucha de las mujeres por la igualdad y la justicia

“No felicites a una mujer en el 8 de marzo”. No, el 8 de marzo no se felicita a las mujeres por ser mujeres, ellas han tomado este día para conmemorar la incansable lucha por la justicia, por sus derechos, por la igualdad y para que menos mujeres sean víctimas de algún tipo de violencia.

De esta forma, desde un mes antes las mujeres organizadas y grupos feministas, “colectivas”, planearon las acciones a realizar en la capital de Tlaxcala, en la entidad donde tan solo en 2020, sin importar la pandemia, no se detuvo el negocio de la trata de personas y desaparecieron 286 personas, de las cuales el 20 por ciento corresponde a mujeres menores de edad.

Una vez llegado el día, las mujeres salieron a las calles. Se concentraron en la asta bandera y bajaron por la Avenida Independencia hasta llegar a la capital, lugar que quedó marcado con consignas de protesta, símbolos femeninos, nombres víctimas de feminicidio y mujeres desaparecidas, tras el paso de las colectivas.

Era inevitable, aunque el gobernador puso a mujeres policías a resguardar el recinto donde el poder solo había privilegiado el derecho a la indiferencia, las mujeres penetraron la valla humana y pintaron, grafitearon, intervinieron el espacio con la poesía de la protesta.

Algunas cargaron un símbolo femenino gigante, un icono ya de la resistencia feminista, y bailaron junto a él, gritaron, lanzaron humo y espuma. Sus voces se escucharon, los reporteros huyeron. Sí, son mujeres y hay que temerles. Porque ellas se cuidan solas.

Después al caer la noche, prendieron una hoguera y bailaron junto a ella. Bien lo dijeron, son “las nietas de las brujas que no pudieron quemar”, y así bailaron, como brujas que tientan al mal.

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“Feminazis”, “Feministas de derecha”, “aborteras”, “locas”, “huevonas”. Así les gritan. Así las han gritado. Pero ya no les importa. Han tomado las calles, las han hecho suyas, porque desde el principio debió ser un espacio donde pudieran permanecer seguras.

Sus protestas más al norte se conectaron, en la ciudad de Apizaco jóvenes mujeres, sin ninguna idea de cómo llevar una marcha, se organizaron, bailaron, pasearon por las calles llenas de homofóbicos, mochos, borrachos y drogadictos. Pero ellas “son malas y pueden ser peores”.

No. No felicites a las mujeres en 8 de marzo. Ellas no necesitan que les desees un feliz día, solo necesitan que respetes sus derechos, que no les digas piropos, que no las acoses en las calles, que no las violes, que no las mates.

“Disculpen las molestias” … gritaron ellas. “Esto es una revolución (…) La revolución será feminista o no será”.

Fotografías: Noemi López / Alex Camargo