“El arte es un medio de expresión libre, es una forma del artista de demostrar su libertad, pero también hay que tener cierta responsabilidad social a la hora de crear (…) Se debe buscar dejar un mensaje positivo en la sociedad”.
Es lo que opina Amauri EsMarq, un joven artista tlaxcalteca, quién desde hace cuatro años se ha forjado una trayectoria sólida, cuyos trabajos lo han llevado a visitar la mayor parte del país y que ahora se encuentra nuevamente en Tlaxcala, para realizar algunos proyectos.
Uno de ellos es un mural con temática de lucha libre, que anunciará a uno de los tantos bares que comienzan a proliferar en el Bulevar del Maestro, en la colonia La Loma Xicohténcatl de la ciudad de Tlaxcala.
Su obra plasmada en aquella pared posee trazos distintivos de un amante de los comics, cuya trayectoria en el muralismo inició casi por casualidad, pues después de dejar una carrera inconclusa y pasar por diferentes trabajos que no le dejaron una satisfacción personal, fue invitado al proyecto de murales “México, nos mueve la paz”.
Comenta que el haber realizado su primer mural fue como el “amor a primera vista”, pues tras años de llevar una vida artística sin rumbo fijo, así como un desdén por los formatos pequeños, encontró en el muralismo aquello en lo que realmente era bueno.
Su estilo es conocido por manejar el trazo casi realista, que imprime sobre distintas temáticas como las culturas prehispánicas, acontecimientos sociales contemporáneos y contextos culturales de los lugares donde se realiza el mural.
“Fue hasta que desarrollé el mural que me di cuenta que yo servía más para los formatos grandes, porque pinto muy rápido y porque me permite pintar y dibujar con todo el cuerpo (…) eso hizo que me encantara porque yo necesito esa energía corporal a la hora de hacerlo”.
Desde que hizo su primer mural comenzó a forjar una trayectoria para hacer de su trabajo uno rentable y funcional. En sus inicios realizó un proyecto, junto con un amigo, para el conocido grupo El Tri, que le ayudó a catapultarse hasta el punto de realizar trabajos para marcas como Converse y Kraken, además de organizaciones como la ONU y eventos internacionales como los Juegos Olímpicos.
Gracias a ello, ha visitado estados como Tabasco, Chiapas, Quintana Roo, Oaxaca, Puebla, Sonora, Baja California, Tamaulipas, Monterrey, Guadalajara, Estado de México, San Luis Potosí y la Ciudad de México.
Además, fue participe de colaborar, junto con artistas internacionales, para realizar murales en la India, y, a pesar de que apenas comienza el año 2020, está invitado para exponer en un museo famoso de Francia.
En este contexto, explica que respecto al StreetArt México es un referente en América Latina, pues México posee algunos de los mejores artistas de arte urbano de todo el mundo, como Seher one, Saner y Paola Delfín, y son muy bien valuados en el extranjero.
“Se sabe que en el país hay una escuela de muralismo y de arte urbano muy importante, aunque ya tuvo un boom aún tiene mucho que dar. Latinoamérica tiene como referente del arte urbano a México, en países como Chile, Argentina o Colombia, si quieren trabajar arte urbano saben que deben venir a México”.
Los lienzos más grandes sobre los que ha pintado son edificios de 20 a 25 metros de altura, mientras que los más pequeños, como él los considera, tienen el tamaño como el de la pared de aquel bar.
“El fondo de todo esto es dejar algo positivo, yo tengo la gran ventaja de crear, el cliente me impone un tema y eso me pone a pensar, me da cierta versatilidad a la hora de pintar”.
También ha realizado proyectos sociales, incluso ha llegado a donar su obra a las causas que le son correctas, sin embargo, el trabajo menos rentable en su experiencia es con los gobiernos pues pagan poco, su modo de trabajo es lento y tienen muchas limitaciones.
El Muralismo tlaxcalteca
En Tlaxcala realizó cerca de cuarenta murales en el municipio de Calpulalpan, otros para Nanacamilpa, como foco turístico por el santuario de las luciérnagas, y en su recorrido por el estado se dio cuenta de que no hay mucho muralismo como lo hay en otros estados.
“En Tlaxcala hay muy poco, realmente, arte urbano trabajado; sí existe, pero son personas muy puntuales las que lo han trabajado, no existe esta diversidad o invitaciones de otros artistas.”
Explica que el tema de la escasez en cuanto a la expresión artística es complejo, pues pende de varios factores que, si bien, no son la falta de artistas o de oportunidades –porque a su experiencia las hay en todos lados-, sí tienen que ver con la iniciativa propia o el contexto de la propia entidad.
“No creo que haya pocos artistas, lo que veo es que hay poco trabajo terminado o que no tiene una finalidad formal (…) Aquí en Tlaxcala el único paisano que tengo que sé que cuando voy a otro lugar lo van a ubicar es Frank Salvador. Sé que hay más y debe haber un montón de gente con talento, pero quizá lo que falta es un poco de iniciativa propia”.
Explica que Tlaxcala es uno de los estados más conservadores de todo el país, que no se presta al cambio con tanta facilidad.
“Sí existe la apertura, pero que no se haya desatado el arte aquí es un reflejo simple de cómo funciona la sociedad tlaxcalteca, que tiene sus formas y costumbres muy hechas. Que es algo bueno y malo cuando no está en equilibrio”.
Y es que, si bien, en algunos municipios del sur como Zacatelco, Xicohtzinco, San Pablo del Monte y Papalotla, es común ver murales, Graffitis y Arte Urbano, también, es cierto que existe también un cierto rechazo por parte de los propios habitantes.
“El arte es un medio de expresión libre, es una forma del artista de demostrar su libertad, pero también hay que tener cierta responsabilidad social a la hora de crear; entre el graffiti y el arte urbano se marca una diferencia muy clara; el que es grafitero no se dice artista urbano y tienen sus propias directrices, mismas que yo desconozco.
No pertenezco a ese gremio, pero dentro de los artistas urbanos a veces pasa que, si empiezas a tomar en la vía pública, si hablas de temas que son totalmente ajenos a la gente local, si cumples caprichos estéticos que no van a conectar con la gente del lugar, yo creo que es de esperarse que no conectes con la gente y empieza a haber rechazo”.
Concluyó que es importante ser responsable con la obra que se crea porque no se sabe quién la va a ver, si un niño o un trabajador, ya que la propia obra se convierte en parte de las vidas que habitan en la comunidad.
“Puede ocurrir que, si la gente rechaza lo que estás haciendo, porque lo ven como un peligro o como algo negativo, es porque no estas conectando con ellos, no están sintiendo que lo que estás haciendo les está dejando algo. Se debe buscar dejar un mensaje positivo en la sociedad”.
Mel-Atl
Fotos: ACA
