El globero y su sonido a punto de extinguirse en Tlaxcala

El oficio del globero, al igual que muchos otros, corren peligro de extinguirse al igual que aquellos sonidos que les daban identidad.

Quien no recuerda una tarde veraniega, con gritos de niños alegres que jugaban con el agua de las fuentes para refrescarse y, en el mismo lugar, el globero, que hacía sonidos con un pequeño silbato hipnótico que atraía a los infantes.

Los parques de la ciudad de Tlaxcala, o de Chiautempan, o de Apizaco, o de cualquier parque concurrido, eran sinónimo de un mar de sonidos que llenaban de diversidad a los pueblos y a las ciudades, además de que para los padres era inevitable hacerlo pasar desapercibido.

Esas tardes aún siguen vigentes, los veranos ahora son más calurosos, los niños aun juegan en las fuentes, pero el globero dejó atrás su enigmático silbato, ya no se escucha aquella tonada inigualable; ahora solo son moradores que cargan globos de múltiples colores y formas.

La música que emitían los globeros con ese peculiar silbato, estaba compuesta de tonadas específicas que eran comunes en ciudades que ni siquiera estaban conectadas entre sí, pero que, sin embargo, parecían un lenguaje que sólo los globeros y los niños entendían, y que significaba unos pesos menos en las carteras y rostros infantiles felices.

Ahora, los globeros ya no usan su silbato, tan sólo con ser vistos la gente les compra, comenta don Sabino Torres, un globero que lleva 27 años vendiendo globos en diferentes ciudades del estado como Zacatelco, Chiautempan y Tlaxcala.

“Cuando salgo a dar mi vuelta a las colonias es donde yo ando silbando, porque aquí en el parque la gente me ve, en las colonias no es lo mismo porque las gentes están en sus casas, ya al oír el silbato saben que son los globos y la persona que desee un globo sale”.

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A sus 60 años, ha visto la decadencia de la venta de los globos, pues antes cargaba hasta con más de 60 globos, ahora solo carga con treinta y con un poco más durante los fines de semana.

Explica que la venta de productos chinos ha mermado en la compra de globos tradicionales, pues antes ellos mismos se encargaban de pintarlos y llenarlos de helio, el gas que utilizan para darle magia a sus globos.

Sin embargo, hoy en día el helio ha aumentado su precio y dichos productos ya no se venden como antes.

Don Sabino llega a vender hasta 5 globos entre semana y tiene que procurar cuidar el preciado gas para no desperdiciarlo en globos que no se vendan, una de las razones por las que ya no se hacen los globos tradicionales, solo bajo pedido.

Por otro lado, la magia de su silbido, destaca, no es una casualidad; es el sonido que todo globero que quiera dominar la profesión debe de aprenderse primero.

Las nuevas generaciones de niños quizá ya nunca lleguen a escuchar el sonido del globero, las generaciones anteriores aún lo recordamos y pensar en ello nos llena de nostalgia, pues no sólo es el sonido el que está en peligro de extinguirse, sino también el oficio del globero.

Éste y otros sonidos de antaño los puedes encontrar en la Fonoteca Nacional.

Esto y fotos: Melisa Ortega