Garzas de los humedales

Las garzas son comúnmente encontradas alrededor de los lagos y humedales de las regiones de América. En México el género más común de esta especie es el Ardea alba o “garza blanca”, cuya estatura oscila entre los 80 y 100 cm de alto.

Estas aves esbeltas de cuellos delgados y picos alargados están perfectamente adaptadas a la vida cerca de los lagos o grandes humedales, donde suelen construir sus nidos de carrizo durante la temporada de apareamiento, además de alimentarse de pequeños peces.

Aunque posee una gran adaptación en áreas cada vez más urbanizadas y a mantos acuíferos mayormente erosionados por la sobrepoblación, así como encontrarse consideradas como especies consideradas fuera de peligro, su forma de vida se ha visto afectada también por la deforestación de las áreas verdes.

En Tlaxcala es común ver a las garzas vagar alrededor de los campos de cultivo entre las temporadas de cosecha y siembra, ya que aprovechan la remoción de tierra y la creación de surcos para alimentarse de los gusanos que de ella emanan.

Aunque es un espectáculo observar a los campos pintarse de blanco por el plumaje de estas aves, es de considerar que su adaptabilidad a las áreas rurales es consecuencia de la invasión del ser humano en sus hábitats naturales, así como la contaminación de los humedales de los cuales dependen tanto para su supervivencia y preservación.

En el estado, aunque existen dos grandes humedales, es bien sabido que tanto la Laguna de Acuitlapilco como la de Atlangatepec han sufrido cambios que han reducido considerablemente su tamaño, debido a la sequía de sus aguas, así como a la contaminación por la actividad urbana y ganadera, lo que ha afectado la conservación de las diferentes especies que allí residen.

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En las imágenes se observan a algunas garzas que reposan sobre un árbol, ubicado en el municipio de Zacatelco, después de haber viajado fuera de la laguna de Acuitlapilco en busca de comida.

Texto y fotos: Melisa Ortega