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El señor Tomás Lima López es habitante de Apizaco. Desde hace 23 años su vida ha transcurrido en este municipio, él es oriundo de Altlzayanca, también municipio de Tlaxcala. Su actividad como comerciante ambulante inicia todos los días a las 5 de la mañana, con la venta de cigarros, chicles, y otros dulces. Va recorriendo las calles mientras arrastra su carrito con productos. Su paso es lento, refleja dificultad para moverse, y el trayecto se vuelve pesado, complicado a la hora de cruzar calles o subir banquetas. Más tarde, Tomás llega a la esquina donde se cruza la avenida Francisco I. Madero con la Hidalgo, allí es donde se detiene y espera a sus clientes.
Desde hace más de 40 años, Tomás lucha contra un padecimiento congénito que ha perjudicado su vida en muchos sentidos. A sus 6 años una enfermedad llamada “distonía generalizada” le provocó daños físicos que lo condujeron a perder la capacidad de caminar. Tras toda una serie de desafortunadas situaciones, Tomás no se ha dado por vencido, y gracias al apoyo de su hermana y su madre, ha podido acudir a hospitales de la ciudad de México, donde expertos en neurología y neurocirugía han tratado su enfermedad con el propósito de mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, la situación económica del señor Lima ha influido en que su tratamiento no continúe de la mejor manera, lo que paulatinamente ha deteriorado su salud. Hoy en día vender dulces y cigarros se ha convertido en su único método de subsistencia. Tomás espera que su situación mejore, y que esto sea posible mediante la ayuda de asociaciones civiles, ya que como él menciona; las instancias gubernamentales actuales no lo han apoyado a pesar de que éste ha buscado acercarse a ellos.
En la mirada del señor Tomás se ve su preocupación, así mismo sus ojos son los de un guerrero, ese que todos los días sale al cuadrilátero, en el que se aferra a la vida. A él le preocupa su salud y también la de su madre, una señora de más de 70 años que para poder ganarse la vida junto a su hijo, empaca artículos en un supermercado ubicado también en Apizaco. Tomás no se ha dado por vencido pero su rostro refleja tristeza, pareciera ser que su voz está a punto de quebrarse mientras recuerda y narra cada una de las historias que su vida encierra.
Él está a la espera de poder juntar el dinero necesario para someterse a una cirugía la cual podría mejorar enormemente su calidad de vida. Tomás nos pone a pensar que todos estamos propensos a llevar una vida de circunstancias adversas; en la cual no vendría mal el apoyo de un amigo o un extraño. Así que si vives en Apizaco, o vas de paso, no olvides buscar al buen Tomás, esto en el cruce de Madero e Hidalgo, cerca del mercado Guadalupe. Cómprale una golosina o un cigarro, apóyalo si es tu voluntad.
Texto y fotos: Jesús Alvarado Rodríguez