Tlahuelpuchi o la reivindicación de la mujer en la elaboración de la cerveza

(Melisa Ortega. 12 de octubre de 2020)

En un mundo dónde el mercado cervecero está mayormente conformado por hombres, Tlahuelpuchi se fragua como un proyecto de cerveza artesanal colaborativa hecha por mujeres creativas que, a través de sus conocimientos, buscan romper paradigmas dentro de la elaboración de ésta bebida.

Elizabeth Pérez Conde, Veneranda Pérez, Dian Martínez, María Lira y Ana Rosa Díaz, son artistas y artesanas cerveceras cuyo origen, o raíces, se encuentran en el estado de Tlaxcala y que, mediante la elaboración de la cerveza, buscan reivindicar el concepto de las brujas, así como su estrecha relación con el poder y la magia femenina.

Feminismo a través de la cerveza

Tlahuelpuchi había surgido inicialmente como un proyecto cuyo eje principal era la elaboración de cerveza, esto debido a que la mayoría de las integrantes había coincidido en una charla con Veneranda Pérez, una joven cervecera independiente originaria de Tepito.

Así mismo, la cervecería Ayotochtli, dirigida por Abad Lira Conde, tuvo la iniciativa de invitar a distintas mujeres para elaborar un producto con nuevos sabores que “detonen en distintas experiencias”.

“Somos un encuentro de mujeres creativas con ansia de crear nuevas experiencias a partir de los sentidos, no solo con el sentido del gusto, también de la vista, del olfato y hasta del tacto, es el tipo de textura que puedes encontrar en estas bebidas tan especiales”, explicó Veneranda.

En este sentido, y con la invitación abierta, decidieron crear un proyecto integrado principalmente por mujeres, donde no solo cada una aportaría parte de su conocimiento, sino que además buscaría fomentar la convivencia a través de la cerveza.

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 “Al principio teníamos un poco la duda de que fuera sólo para mujeres, al final decidimos que es de mujeres para nuestros compañeros, amigas y amigos. La idea de la cerveza grande, La Capataz, es compartirla entre amigos. Es amor en una cerveza que puedas compartir a traguitos”, comentó Ana Rosa, artista y promotora de productos locales.

 Por otro lado, algunas de las que integran este proyecto tenían otros trabajos, pero debido a la pandemia por Covid-19 tuvieron que dejarlos, como María Lira; sin embargo, ella comenta que este proyecto fue un parteaguas “para poder ver el momento que se vive en esta pandemia desde otra perspectiva”.

María Lira, que ahora es gerente de ventas de Ayotochtli, conminó a no quedarse con el estigma que posee la cerveza artesanal por su sabor diferente: “Queremos que alguien más conozca, queremos que, al igual que yo, se lleve una experiencia diferente”.

Tlahuelpuchi: Brujas y cerveza

Se cuenta que la elaboración de la cerveza comenzó hace 7 mil años en la remota Mesopotamia, como apenas un atisbo de brebaje fermentado creado a base de hiervas y granos, cuya elaboración se fue perfeccionando a lo largo de otros miles de años más.

Es en la Edad Media cuándo se le añade a esta mezcla el lúpulo, una planta que dotó de un amargor característico y la propiedad de poder conservarse durante más tiempo, lo que la convirtió en la popular bebida que se conoce hasta al día de hoy.

Sin embargo, nada de esto sería posible si no hubiese sido por la intervención de las mujeres.

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La historiadora británica Jane Peyton relata que fueron las mujeres las que crearon esta bebida con un fin alimenticio, el cual se heredó a través de las generaciones debido al rol de la mujer fuertemente vinculado a la cocina.

Posteriormente, una monja llamada Hildegarda de Bingen, teóloga y botánica alemana, fue quién, a través de sus conocimientos, logró encontrar en el lúpulo la propiedad que la cerveza necesitaba y con la cual no sería la bebida que hoy se conoce.

Cabe recordar que el rol de la mujer era estigmatizado a las labores del hogar y su papel como inventora fue desplazado por la industrialización; así mismo, en aquella época cualquier mujer con conocimiento, que no fuera una monja, era señalada como bruja.

En este sentido, el papel de las brujas ha sido vinculado a la magia negra, el esoterismo y las historias de terror dentro de la cultura popular, cuando en realidad su concepción en sí misma está vinculada con el conocimiento y la luz en la antigua Mesoamérica.

Y es que la palabra Tlahuelpuchi se traduce al español como “Sahumador luminoso” y eran conocidas como poderosos seres capaces de transformarse en cualquier animal, como los “totoles” o guajolotes y que podían resplandecer con una luz característica.

Además, es probable que su concepción como un ser maligno se deba al mestizaje y al encuentro de creencias culturales de origen judío y cristiano, que tergiversaron su importante rol como impartidoras de conocimiento y magia.

Es por ello que al conocer el significado de Tlahuelpuchi, las mujeres integrantes de esta colectiva decidieron retomar el nombre y la concepción, no sólo para reivindicar el rol de la mujer sino también el de las brujas.

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“Tlahuelpuchis es reivindicar la idea que tenemos de estas mujeres poderosas que, durante mucho tiempo fueron estigmatizadas y señaladas como brujas, como las vampiras tlaxcaltecas”, comentó Ana Rosa.

Es así como desde hace tres meses, y con la ayuda de Elizabeth Pérez, gerente de producción de Ayotochtli, y Dian Martínez catadora de cervezas, han ido colaborando entre sí para proponer sabores y experiencias, así como supervisar los procesos para darle una característica y un sabor específico a la cerveza Tlahuelpuchi.

“Hemos utilizado hiervas, piloncillo, productos que son muy mexicanos y locales. Para mí ha sido una experiencia maravillosa poder compartir el conocimiento, porque la fermentación es un arte y cada artesano y artista de la fermentación tenemos nuestros métodos, y juntarnos para crear algo nos hace aprender las unas de las otras, sobre todo porque este es un proyecto de mujeres”, explicó Veneranda.

“Nos regresa mucha fuerza al cuerpo el saber que podemos ser esas sahumaduras luminosas para transmutar muchas cosas, dígase desde el estigma de una mujer desde la antigua edad, hasta nuestros tiempos; de decir que somos mujeres que nos dedicamos a los que nos gusta y podemos hacerlo crecer”. Concluyó Ana Rosa.

Fotografía: Noemi López / Alex Camargo / Melisa Ortega