El señor Miguel es un hombre de 66 años de edad que vende productos artesanales tallados en madera en la explanada del Ex-convento de San Francisco.
El señor es originario de Veracruz pero desde hace más de 29 años que se dedica a vender artesanías en la ciudad de Tlaxcala, donde muchas personas lo conocen y le compran sus productos.

Se le puede encontrar desde tempranas horas hasta casi finalizar la tarde, al punto del ocaso. Las artesanías que él elabora son a base de madera de aguacate, como lo son unas pequeñas aves talladas en madera, y de huejote, de lo que están hechos los bastones que vende, que son livianos y resistentes.

Cada una de las piezas le toma desde diez minutos las más sencillas, hasta medio día las más elaboradas. Relata que la mayoría de sus productos los elabora con madera que consigue en la Sierra de Puebla, de donde él viene, para traerlos hasta Tlaxcala, en un largo y tedioso viaje.

La mayoría de los artesanos que son originarios de otros estados, en las regiones más remotas y pobres, encuentran un refugio y una oportunidad económica lejos de sus tierras natales.

Tlaxcala es un punto de encuentro en el que muchas personas se desempeñan como artesanos, vendiendo los productos que ellos aprenden a hacer desde que la necesidad se convierte en su compañera de vida.

Si se tiene la oportunidad de saludarlos, la textura de sus manos refleja la presencia de un trabajo duro, constante, que les ha dejado marcas; son las marcas de una vida difícil.
Texto y fotos: Melisa Ortega