El acueducto es una joya arquitectónica histórica poco conocida, que alguna vez formó parte funcional de la antigua Fábrica de San Luis Apizaco, que hoy en día alberga las instalaciones del Centro de las Artes (Ceart) de Tlaxcala, y que ayudó a proveer de energía eléctrica a la ciudad de Apizaco.
Ubicado al nororiente del municipio de Apizaco, en la comunidad de San Luis Apizaquito, la estructura de este acueducto ha sido escondido a lo largo del tiempo por el crecimiento poblacional.
De acuerdo con información del Instituto Tlaxcalteca de Cultura (ITC), fue a partir del año 1901 cuando la Fábrica de San Luis Apizaco, comenzó a extraer agua del manantial conocido como “el Ojito”, sin embargo, previo a ser convertido en una fábrica textil, era un molino de trigo perteneciente a una antigua hacienda.
Ésta estructura estaba diseñada para transportar el agua desde la pequeña laguna hasta al interior de un pozo, el cual era utilizado para mover los molinos; pero a partir de 1899, año donde fue adquirido por Ángel Solana, fue convertida en una fábrica y el pozo utilizado para las turbinas de la misma.
La floreciente fábrica había comenzado con diez telares hasta llegar a hacerse de 400 por la creciente demanda. Debido a la gran cantidad de energía eléctrica que utilizaba, el dueño compró la hacienda San Diego Apatlahuaya, para aprovecha la fuerza de la cascada que ahí transitaba e instalar una planta eléctrica que también proveyó energía a la próspera ciudad.
Desde el año 1920 hasta 1950, la fábrica había progresado utilizando maquinaria extranjera y ocupando el 15 por ciento de su capacidad, sin embargo, debido a conflictos laborales, en el año 1959 la fábrica fue cerrada.
Posteriormente, en el año 2016 y bajo la administración del entonces gobernador, Mariano González Zarur, las instalaciones fueron utilizadas para crear el primer Centro de las Artes en Tlaxcala.
Fotografías: Melisa Ortega / Noemi López / Alex Camargo
