“La frontera entre el arte, la ciencia y la tecnología es más abstracta, es más ficticia de lo que queremos pensar”, ya que hay que entender a “la imaginación como punto de partida de la producción artística”, pues se pueden combinar a las diferentes habilidades para lograr producciones artísticas que sean interdisciplinarias.
Es lo que refirió el artista sonoro Hugo Solís, durante la charla de Arte y Tecnología que se llevó a cabo en el Centro de Tecnologías Creativas “La Colmena”, en el cual, junto con el artista César Flores Andonegui, explicaron la necesidad de interdisciplinar los procesos artísticos así como resignificar las tradiciones a partir del uso de la tecnología.
Y es que Hugo Solís explicó que los procesos creativos en la era de las nuevas tecnologías se pueden enfocar con las diferentes habilidades que combinen el arte, la ciencia y la tecnología para generar nuevos paradigmas en el proceso artístico.
Como él mismo lo señaló, su formación como músico y posteriormente enfocado a las artes digitales experimentales lo llevó a crear una tesis denominada “Axial”.
Dicha tesis fue un ejemplo de lo que se puede lograr al conjugar diferentes disciplinas, pues con la ayuda de un oceanógrafo que creyó en su proyecto, grabó con un contenedor, empleado como objeto resonante, los sonidos de respiraderos hidrotermales ubicados de 4,500 pies de profundidad en el océano.
En cuestiones biológicas, la ciencia podría ayudar a extender los procesos biológicos, “Si nosotros entendemos mejor cómo funciona el cerebro, vamos a poder modelar”, sumado a que la ciencia también ha permitido el desarrollo del arte, pues “se encuentran en dialogo desde siempre”.
En este sentido, indicó que el arte, la ciencia y la tecnología no deberían ser disciplinas separadas, pues antes de que se formalizaran las diferentes áreas de estudio las fronteras estaban diluidas, y Leonardo Da Vinci es un ejemplo de cómo la aplicación de los diferentes rubros ayudó al progreso del conocimiento humano.
Concluyó que por esa misma cuestión las universidades le han apostado a la interdisciplina, pues muchos artistas comenzaron a buscar científicos para realizar proyectos que extiendan mucho más los parámetros ya existentes.
Por otro lado, César Flores Andonegui, explicó que la tradición ha abierto brechas generacionales, pues existen patrones de conducta basados en la experiencia que impiden el arraigo de las nuevas conductas tecnológicas.
Refirió el mal uso que se le da una herramienta, como lo es el internet, que ha hecho difícil la retroalimentación dentro de ese medio, pues “las redes sociales son medios”, en las cuales no existen métodos para socializar ni causar que el internet devuelva experiencias significantes.
Explicó que los diferentes estratos sociales poseen una identidad, y esta identidad es difícil de cambiar pues se convierte en la forma en la que una persona se relaciona, lo que no permea a la innovación en el uso de las diferentes herramientas tecnológicas.
Abundó que el carnaval es un gran ejemplo de identidad basada en tradición, que posteriormente se capitaliza social y económicamente por la misma necesidad de reconocerla, pues es una tradición capitalizable ante los diferentes estratos.
Aunque en ese sentido, enfatizó que “el carnaval es un espacio de tiempo en el que se diluyen las jerarquías”, pues es ahí cuando se tiene la oportunidad de voltear y añadir elementos que le dan un nuevo significado, como un ejemplo de la permeabilidad que permite la cultura.
“En el carnaval las cosas funcionan cuando no hay distinción de clases y se resignifica”.
Concluyó en una frase que ejemplifica la permeabilidad de lo tradicional, como lo es “Compadre, quítame estos fierros y dame una tortilla”, ya que es un paradigma del arraigo de la tradición a los elementos que le dan costumbre y lo difícil que puede ser introducir nuevos elementos, aunque también puede haber excepciones, por ello “la permeabilidad se debe de proponer”.
Texto y Foto: Melisa Ortega