Ser Mujer es Resistir Parte I: El ciclo de una mujer

«Solo Caminar» de Daniela Bonilla

Para las mujeres, ser mujer es pertenecer al género que ha sido considerado como débil durante muchas generaciones, cumplir un ciclo representa un reto que debe ser afrontado todos los días de su vida, desde que nace.

Nacer, crecer, reproducirse y morir es el acto biológico por naturaleza más perfecto que existe para mantener un equilibrio en el ecosistema. El ser que perece después de haber cumplido una vida en función de sus necesidades fisiológicas y reproductivas, para dar paso a una nueva vida, es el ciclo, el orden natural que sólo es interrumpido, en el caso de los animales, por la cadena alimenticia a la que es sujeta su vida.

Sin embargo, en el orden humano, la expectativa de vida es más larga que la de los animales, puesto que se considera como el depredador máximo, en cuyo caso, su ciclo de vida va en función de necesidades que han superado al orden natural, puesto que, como humano, se espera que cumpla y ejerza una función en el mundo.

En este sentido, tal cual se ha planteado su función en el ciclo de la vida del ser humano, la única fuerza que puede interrumpir dicho ciclo es el asesinato, no por usar su carne para vivir, ni para mantener un orden en el ecosistema, sino que es por una razón compleja a la que se le ha denominado simplemente como “naturaleza humana” por no comprender aun el por qué los hombres se matan unos a otros.

Lo curioso de éste ciclo que es en él no está inmerso la mujer, y si lo está, sólo forma parte de una estadística invisible; su ciclo de vida es considerado meramente servicial y reproductivo, pero, lo que sucede con su ciclo es que está constantemente alterado.

“La flor, antes de marchitarse, es cortada de tajo”

Nacer

En algún lugar de Asia, en el país denominado como “el gigante asiático”, China es considerada la segunda potencia mundial por ser líder económico, tecnológico, de innovación e infraestructura, sin embargo, en este país se realiza una práctica que sólo tiene estadísticas científicas documentadas.

Se trata del aborto selectivo en función del sexo, en el cual China ocupa el primer lugar a nivel mundial. Durante el año 2017, el país superó los 800 mil abortos selectivos practicados, pero sólo a la descendencia femenina; es decir que existe un desequilibrio en cuanto a la tasa de nacimientos en función de la preferencia que se tiene hacia los hijos varones, por cuestiones sociales o de control de natalidad.

El estudio internacional publicado en la revista científica norteamericana PNAS, realizó una proyección real con base en datos de 202 países con el que se concluye que, en un periodo entre 1970 y 2017, 12 de éstos (Albania, Armenia, Azerbaiyán, China, Georgia, Hong Kong, India, Corea del Sur, Montenegro, Taiwan, Túnez, y Vietnam) han practicado el aborto selectivo.

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Especifica que en casi cuatro décadas se prdujeron 23,1 millones de abortos de niñas en todo el mundo, de los cuales la mayoría ocurrió en el gigante asiático, con un promedio 11,9 millones de abortos selectivos; tan sólo en 2017, la tendencia fue de 863 mil casos.

Mientras que el segundo lugar de abortos selectivos lo ocupa India, con un promedio de 10,6 millones en casi cuatro décadas, mientras que en ese año la tendencia fue de 671 mil abortos. Aunado a ello, el Economic Survey 2017-18, reveló que 21 millones de mujeres entre los 0 y los 25 años viven siendo indeseadas por sus padres en este país.

Crecer

En América, la tierra del viento, en el país del águila y la serpiente, México, existe una población que es casi invisible para el resto del país, por sus condiciones de vida, su pobreza y su etnia, pero un sector de ésta población ha sido las más vulnerada, pues por su misma condición son forzados a trabajar, incluso son vendidos y otros son usados con fines de explotación sexual.

La realidad de los niños, en especial las niñas, indígenas tan sólo se cuenta en estadísticas que son invisibles para intereses que son ajenos a los que se consideran diferentes a ellos. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), 45 de cada 100 niñas y niños indígenas son captados por redes de trata de personas.

Los factores que orillan a las niñas y los niños indígenas a ser víctimas más propensas del delito de trata de personas son la inseguridad, la migración, el desempleo, las carencias económicas y el poco acceso a la educación.

Aunque también existen los casos de niñas que fueron vendidas por sus propios padres a cambio de dotes económicos o en especie. En los estados de Chiapas, Oaxaca y en Guerrero, principalmente, aún se conserva la costumbre ancestral de la venta de las niñas para casarlas.

Se ha documentado que en los municipios de Metlatónoc, Cochoapa el Grande, Xochistlahuaca, Igualapa, Tlacoachistlahuaca y Malinaltepec la venta de las niñas con fines matrimoniales. Los precios por ellas, que varían dependiendo sus habilidades en el hogar, su belleza y su virginidad, pueden ir desde los 10 mil hasta más de 100 mil pesos y la cantidad es fijada por sus propios padres.

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Esta tradición, bajo los usos y costumbres de los pueblos indígenas, está respaldada por el Artículo Segundo Constitucional sobre la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas.

La Flor

El 5 de febrero de 2012, en Yucatán, una niña con discapacidad auditiva fue violada después de salir de la escuela; su agresor fue su propio abuelo. Su madre, de origen maya, originaria de Chablekal, denunció a su padre, se le hicieron pruebas a su hija y se corroboró que fue violada anal y vaginalmente, sin embargo, las autoridades, a pesar de la evidencia, no procedieron contra el agresor y el caso quedó impune durante ocho años.

Fátima, una niña de 7 años que desapareció un martes 11 de febrero de 2020, llevada por una mujer que no era su madre después de salir de la escuela pública Enrique Rébsamen en Xochimilco, fue encontrada el sábado 15 de febrero muerta dentro de una bolsa, violada y con signos de tortura. De los presuntos implicados en su asesinato, la mujer Giovana N es investigada por posiblemente haber sufrido violencia física, psicológica y sexual, a manos de su esposo Mario N.

Antes de

Europa, en el país que se supone posee la lengua más romántica del mundo, trascendió un feminicidio que reflejaba la descomposición social, no sólo de ese continente, sino de todo el mundo. El 22 de abril del 2019, en el río Oise en Nueville, una barcaza halló una valija que dentro contenía el cuerpo de una mujer. Su nombre era Marie-Alice, de 53 años de edad, quien fue asesinada por su esposo, el cual, con ayuda de su hijo, ocultó su cuerpo.

Como ella, más de cien mujeres fueron asesinadas en Francia, tan sólo en 2018 se tuvo la cuenta de 121 feminicidios en éste país. Junto con Marie-Alice, las cifras indican que una mujer muere cada tres días a manos de su pareja o expareja, además de que la violencia matrimonial afecta a 220 mil francesas.

Marchitarse

La UNODC determinó que tan sólo en 2017, Asia fue el continente donde se registró el mayor número de feminicidios, 20 mil, que fueron perpetrados por las parejas o familiares, seguido de África, con 19 mil; América, con 8 mil; Europa, con tres mil y Oceanía con 300.

Según las estadísticas, en mayoría de ese año, los países con mayor número de feminicidios perpetrados por cada 100 mil mujeres fueron El Salvador, con más de 13 mil; Jamaica, con 11 mil; República Centroafricana, con más de 10 mil en 2016; Sudáfrica en 2011, con más de 9 mil y Honduras, con más de 8 mil.

Es cortada

De nuevo en México, un 7 de septiembre de ese mismo 2017, una joven salía de una fiesta por la madrugada y tomó un taxi para llegar a su casa, a la cual nunca llegó. El 15 de septiembre, su cuerpo fue hallado envuelto en una sábana en un baldío de Santa María Xonacatepec, en Puebla.

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Ella fue abusada sexualmente, estrangulada y abandonada por su asesino, que era conductor de una plataforma digital. Su caso fue importante, principalmente para aquellas que necesitaban opinar que las mujeres necesitan ser más recatadas, vestirse bien, no emborracharse, no divertirse, no usar ropa provocativa, para que no les pase nada.

Ella era estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap), y pocos días después, el 30 de septiembre, una estudiante de la misma universidad fue hallada muerta, asesinada por cuatro sujetos, uno de ellos era chofer de otra plataforma digital.

En Ciudad de México, el caso de Lesvy se sumó a la estadística global de feminicidios perpetrados por parejas, pues a sus 22 años, la estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue hallada ahorcada con el cable de una caseta telefónica. Su pareja aseguró que ella se había suicidado, que tenía problemas de alcohol y drogas.  El sólo fue procesado por homicidio simple, catalogado como negligencia al no haber evitado que ella se suicidara.

De tajo

Ingrid Escamilla, el nombre que si se busca en internet aparece con una serie de sugerencias que evocan el impacto y el morbo que provocó su caso en la población mexicana.

El 9 de febrero de 2020, la joven de 25 años fue asesinada presuntamente a manos de su pareja, un hombre de 45 años de edad. Los vecinos escucharon ruidos, pero ninguno hizo algo. Fue su propia pareja el que narró a su exesposa lo sucedido, a quien le había pedido recoger a su hijo de 14 años que había presenciado todo.

Su caso no sólo trascendió por la crueldad con la que ella fue asesinada, sino por la forma en que los medios de comunicación lucraron con su imagen, exponiendo la vulnerabilidad de su cuerpo a millones de personas que buscaban saciar su morbo, quienes optaron por repetir la misma frase que se ha repetido miles de veces “ella se lo buscó”, “¿por qué andaba con una persona mayor que ella?”

Ingrid fue la pieza que faltaba para que miles de mujeres se indignaran una vez más, rallando paredes, quemando objetos; su nombre sirvió como estandarte para realizar un movimiento propio, que no siguiera “el festejo” que se hace a la mujer sólo para aparentar que se le está dando un lugar.

Aun así, hay personas que demeritan el movimiento. “A los hombres los matan más y no andan chillando”. Es cierto que a los hombres los matan más, pero también hay que considerar que a ellos los matan otros hombres por cuestiones de guerra, narcotráfico, malos entendidos, asaltos, delincuencia y dinero; mientras que las mujeres las matan por el simple hecho de ser mujeres.  

Los feminicidios no son sólo cosa de Asia, Europa o América, se distribuyen de forma sistemática en todo el mundo, respaldados por leyes que son ineficientes y sistemas tribunales que no son efectivos; razón por la que quizás, aquellos que cometen atrocidades, que se sienten con el poder de asesinar, también se sienten motivados a hacerlo porque saben que no habrá justicia, porque están seguros y cobijados por leyes ineficientes, lentas y que no honran a la vida que fue arrebatada.  

Morir…

Fuentes: