Doña Margarita, una de las últimas vendedoras de recaudo de la calle Libertad

Doña Margarita Sánchez es una mujer que tiene más de cuarenta años dedicándose a la venta de recaudo en Santa Ana Chiautempan, que ella misma produce en los terrenos de su vivienda en el municipio de Santa Isabel Xiloxoxtla, de donde es originaria.

Los productos son mayormente de temporada como aguacates, rábanos, chiles habaneros, chayotes entre otros; además de hierbas como el  epazote y flores, los cuales vende a los transeúntes que todos los días recorren las calles de esta pequeña ciudad.

A sus 89 años de edad, ella es una de las pocas productoras locales que quedaron instaladas en la calle Libertad, pues mujeres como ella, que no tenían otro recinto donde vender más que las banquetas, se quedaban sentadas sobre sus rebozos.

Para procurar no estorbar a las personas, tendían un costal a modo de puestecito y colocaban sus montoncitos de alimentos, pues no eran grandes productoras, y quedaban la hora que fuera necesaria con la esperanza de vender toda su mercancía.

Ahora ella es una de las pocas que quedan como vestigio de esta tradición que se perdió gracias a la “modernización” de los pueblos, pues anteriormente la gente de campo acudía a pueblos más grandes y a las ciudades para vender los productos de sus huertos.

Vic Rodriguez, Tlaxcala Antigua [En línea] 17 de marzo de 2016,
https://www.facebook.com/592805587509588/photos/a.621749164615230/862739357182875/ (Consultado el 13 de mayo de 2019).

La calle Libertad era una zona de comercio, pues las ‘marchantitas’ podían adquirir alimentos frescos y de buen precio de manos directas de las campesinas, quienes a la vez lidiaban con el regateo o simplemente le daban a su marchanta un precio especial.

Gracias a Don Miguel, un conocido del anterior presidente municipal de ésta comuna, ella pudo conservar su lugar, pero no todas las comerciantes tuvieron la misma suerte.

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A su edad, como ella dice, “ya no puede andar sola”; sólo acude a vender los días en que su nieto la puede acompañar, algunas de las mujeres que vendían junto a ella ya han fallecido, pero mientras “aun tenga vida” seguirá haciendo la lucha y seguirá vendiendo.

Muchas mujeres como ella dependen de la venta de sus productos, ya sean alimentos o artesanías, y que, pese a su edad, aún continúan recorriendo grandes distancias para seguir luchando por sobrevivir en un sistema que todavía no reconoce el valor de la gente mayor.

Ella es una de las pocas ‘viejecitas’ que pueden darse el lujo de salir a vender con la seguridad de que alguien las va a cuidar, pero muchas personas adultas que comercian de manera informal no tienen la misma suerte.

La mejor manera que se puede apoyar a un pequeño productor, que sobre todo es un adulto mayor, es comprando sus productos.

Para “Mago”

Texto y Fotos: Melisa Ortega