La novela histórica (Parte 2)

Armando Díaz De la Mora

A la fecha, la novela histórica ha entrado en una vertiginosa producción sobre infinidad de épocas, asuntos y personajes, la mayoría de estos textos publicados es su dudosa veracidad, incluso muchos de ellos son escritos por novelistas y no por historiadores, más con objetivos mercantiles por la venta de ediciones con temas sensacionalistas sin ninguna base documental o, por lo menos referencial. Muchos de ellos se han llevado al campo de la cinematografía.

Así, este primer cuarto del siglo XXI, se presenta como continuidad del último del siglo anterior, y se enfrenta un problema, verdaderamente serio, por la proliferación, particularmente en Latinoamérica, de una enorme cantidad de libros a los que se las cataloga como novela histórica, que se vuelven éxitos de venta, pero más bien como resultado de una necesidad de encontrar un discurso creíble para el lector en “una época marcada por la descreencia postmoderna”. 

En el escritor mexicano, Julio Cortázar, encontramos en su libro Rayuela su definición de que la novela debe ser un medio de conocimiento, aun cuando sea un conocimiento más ontológico que estrictamente histórico, con esto se trata de identificar a la novela como una herramienta eficaz para ofrecer conocimientos con una orientación a comprender la condición humana.

La novela histórica, historia verdadera

Comenzaríamos por reflexionar: ¿Cuáles son los límites de la novela histórica? Forster dice que es cualquier obra con más de 50 mil palabras de tipo de ficción. Por su parte, la alemana Hamburguer dice que un autor de novela “transforma la materia histórica de la novela en materia no histórica”.

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Una pregunta obligada es el resultado cuando la ficción relata hechos imaginarios que se consideran reales.

Sin duda, la academia no ve con confianza a la novela histórica, a su falta de renovación en varios aspectos. La definición de que, al historiador, generalmente, no le interesa la estética de la obra sino el relato verdadero, pero la intromisión de la imaginación es un antiguo problema al momento de escribir el relato histórico.

Una diferenciación muy importante consiste en que “No se puede reabrir una novela y reescribirla, mientras que la historia, que surge de una investigación y se plasma en una escritura, invita a su cuestionamiento”, es decir, el texto histórico cumple con la propuesta de la ciencia: Revisión, corrección y mejora de sus contenidos, para dar certeza con sus resultados.

Herraéz, distingue “entre una novela históricamente fantasiosa, con relatos fabulados, y una novela histórica, con apego estricto a la verosimilitud” agregando que lo fundamental es encontrar el correcto equilibrio entre información y narración para el escritor. Aún más “¿quién domina mejor esta complicada fórmula alquímica, el historiador que decide convertirse en novelista o el narrador que se aproxima al género histórico? Si el autor es historiador, debe tener la mano del novelista”.

Sin duda, las capacidades del escritor son puestas en juego, es decir, la memoria y la imaginación.

En la novela histórica se requiere la conexión entre el novelista en tanto es historiador del presente y, el historiador en tanto es el novelista del pasado. No puede soslayarse que ambos dan estructura entendible al pasado y aún más, a la relación que existe intrínsecamente entre el hoy y el ayer.

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Generalmente la verdad histórica no se objeta, la verdad novelada es contradictoria, cuando no necesariamente esto ocurre.

La historia es fuente de información cierta y verificable para satisfacer la curiosidad de la gente, para explicar acontecimientos y hacerlos entendibles a la gente. La novela histórica, es entregar esos contenidos de manera amigable a los lectores sin perder su esencia de confiabilidad sustentada en veracidad.

Como ya lo mencioné, hoy existe una apabullante presencia de supuestas novelas históricas en las estanterías, sin embargo, la gran mayoría solo utilizan los escenarios y las épocas, pero no presentan una narrativa sobre hechos ciertos, personajes existentes, sino que son realmente solo novela.

Primera parte aquí