Tlaxcala entre los estados más afectados por sequía anómala

Tlaxcala es uno de los estados de la República que se encuentran bajo una oleada de sequía anómala que ha afectado a 24 entidades, siete de ellas con sequía extrema a excepcional, según el Sistema Meteorológico Nacional (SMN).

La entidad es una de las tres que han sido completamente afectadas por la sequía anómala, es decir, “anomalías negativas de precipitación” provocados por un sistema de alta presión, junto con Ciudad de México y Morelos.

Mientras, los estados parcialmente afectados por esta categoría son Puebla, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Estado de México, Veracruz, Michoacán, Colima, Jalisco, San Luis Potosí, Coahuila, Monterrey, Tamaulipas, Sonora y Baja California Norte y Sur.

Sin embrago, estos mismos estados, junto con Chihuahua, Nayarit, Durango, Sinaloa y Zacatecas, también son afectados por la sequía moderada y severa. Asimismo, las entidades afectadas con sequía extrema a excepcional son Guerrero, Michoacán, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa y Sonora.

Por el contrario, las entidades como Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Veracruz, además de algunas partes de Guerrero y de Puebla, presentan niveles habituales de precipitación y humedad.

Según el Atlas Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las principales causas de sequía son la falta de lluvias, cambios en la temperatura de los océanos, cambios en la presión atmosférica, así como el incremento de bióxido de carbono.

Cabe recordar que en Tlaxcala se han registrado alrededor de 60 incendios forestales tan solo en lo que va de este año 2021, lo que representa un 8.6 por ciento de incendios a nivel nacional.

En este sentido, los incendios han provocado que en los últimos días se haya visto favorecida la proliferación del fenómeno meteorológico conocido como “calima o calina”, que son partículas de polvo y arena (acarreada por los vientos de temporada), así como de cenizas y arcilla.

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Foto: Sistema Meteorológico Nacional

La calima tipo A se produce por efecto natural de las partículas de agua transportadas por los océanos. Esto en grandes cantidades solo reduce la visibilidad, aunque también posee efectos negativos en la salud, es decir, puede provocar enfermedades respiratorias.

Por otro lado, la calima tipo B se produce cuando existen grandes cantidades de contaminación atmosférica difíciles de diseminar por la ausencia de viento. Esta contaminación se produce por las emisiones de CO2 de los automóviles o por el humo de los incendios forestales. Esta calima es aún más peligrosa para la salud.

Por ello, la ausencia de lluvias y de vientos permite que este tipo de contaminación continúe, provocando una sensación térmica elevada en el ambiente, pese a que la temperatura ha permanecido oscilando entre 24 y 26 grados Celsius, así como molestias respiratorias.

Texto: Melisa Ortega

Foto: Noemi López