Cerca de cumplir 101 años don Camilo, uno de los personajes más longevos de Tlaxcala

Se acerca el cumpleaños de don Camilo Flores, sus hijos alistan los preparativos para lo que será una de las celebraciones más importantes de la colonia Tezoquipan, en el barrio de Teotlalpan en la Magdalena Tlaltelulco, pues este personaje a festejar está cerca de cumplir los ciento un años de edad.

A esta fiesta del pueblo se espera la asistencia de más de 500 personas, entre los que se encuentran políticos, familiares y conocidos que acumuló don Cami en su poco más de un siglo de vida. Es por ello que en su honor se prepararán diferentes platillos, desde carnitas hasta el tradicional mole.

Sin documentos que constaten su fecha exacta de nacimiento, don Camilo aún recuerda el día y mes en que desde hace más de un siglo se le festeja su cumpleaños, un 18 de julio, de un año que posiblemente sea 1921, aunque sus hijos que este año cumple más de cien años.

Salomé, como se le llama de cariño, es una de las trece hijas e hijos que don Cami tuvo con su esposa, y quién se ha encargado de los cuidados de su padre desde que comenzó a dejar de valerse por sí mismo hace poco menos de seis años, cuando su compañera de vida desde que tenía 22 años, falleció a causa de una embolia.

La fuerza que caracterizó a don Camilo durante mucho tiempo fue menguando durante los últimos años, hasta tal punto de depender de una silla de ruedas para ser trasladado; la anchura de su cuerpo se redujo, perdió parcialmente el sentido de la vista y también se le dificulta escuchar.

Los años le pasaron factura; quién alguna vez albergó una memoria con más de un centenario de historias que contar, ahora presenta síntomas recurrentes de demencia senil, que debido a su propia fragilidad, hace sencillo lidiar con la enfermedad, pues sus recuerdos se presentan inesperadamente y de la misma forma se esfuman.

Salomé cuenta que el cuidado de su padre requiere del mismo cariño y ternura que se le debe dar a un bebé, pues dedica parte de su tiempo en asistirlo en sus necesidades básicas como cambiarle el pañal para que no se sienta incómodo, alimentarlo con papillas acompañadas de suplementos alimenticios para fortalecer su sistema digestivo.

Su día a día -cada vez más dificultoso- consiste en levantarse desde las cinco de la mañana para asistirlo, bañarlo y vestirlo. Desde la otra habitación se escucha su voz exclamar fuertemente lo que necesita, bien tempranito pide ser alimentado, aunque sea con un “taquito”.

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El resto del día don Camilo permanece en reposo o acostado en su cama. Puede permanecer solo en la casa mientras Salomé y su esposo, Juan Rojas, van a trabajar a la pescadería, sin embargo a ella le preocupa tardarse demasiado porque tiene que vigilar a su padre, cuidar que no se atragante y asegurarse de que se sienta cómodo.

Él hace mucho tiempo que dejó de acudir a la pescadería que fundó, llamada “El tiburón”, negocio por el cual se dedicó muchos años a la venta de pescados en el mercado Emilio Sánchez Piedras de Tlaxcala, que permanece ahí desde hace cuatro décadas y que hoy en día es atendida por doña Salomé, su esposo y algunas de sus hermanas.

Si bien la enfermedad no fue la causa por la que don Camilo y su esposa dejaron de trabajar en la pescadería, problemas familiares y una deuda muy fuerte causaron que casi les embargaran el negocio, además el estrés por liquidar dicha deuda ocasionó problemas de salud a su esposa, quién poco después fallecería.

La muerte de su esposa causó un rápido deterioro en la salud de don Camilo; ahora sin la posibilidad de contar historias, a menudo suele recordar escenas de su pasado que son producto de la demencia senil, ya que una vez llegó a advertir la presencia del “Sancho” y pidió a su hija vigilarla porque la veía haciendo caricias, aunque ella supiera que su madre hacía mucho que no estaba ahí.

Doña Salomé cuenta que de niño, don Camilo fue criado solo por su madre y se formó como una persona buena y humilde. Para subsistir se dedicó mucho tiempo a la venta de aguas de coco en las ferias y tuvo la oportunidad de viajar a muchas ciudades como Celaya o Salamanca, sin en cambio, era un trabajo muy pesado.

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Posteriormente decidió dedicarse a la venta de pescados y con ese trabajo pudo estar cerca de su familia y de sus hijos, aunque los problemas económicos no menguaron. La situación económica llegó a un punto en el que, según doña Salomé, sus padres se vieron en la necesidad de dejarla con otra familia, pero después, al mejorar las cosas, pudieron recuperarla.

Para ella su padre “ha sido un héroe” para todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo, convivir con él y aprender de su experiencia. A través del tiempo se transformó en un personaje importante para el barrio de Teotlalpan e incluso la comunidad vecina de Santa Cruz Tetela, donde nació.

Pese a que tuvo 10 hijas -dos de ellas ya fallecidas- y tres hijos, a ellas las educó para ser mujeres de trabajo, pero actualmente solo Salomé es la única que se dedica al cuidado de su padre, pues al saber que está tan bien cuidado sus demás hermanas no se preocupan por él.

Dichos cuidados se intensificaron durante los últimos tres años, que gracias a la ayuda del médico naturista, Marco Arturo Corona, don Camilo pudo superar varios pre infartos y un infarto que casi le costaba la vida.

Como recompensa por haber ayudado a su padre, la familia Rojas Flores le obsequió al médico un terreno para que pudiera construir su casa. El médico considera que es el cuidado que Salomé prodiga a su padre una clave importante que ha permitido que don Camilo halla llegado con buena salud hasta la edad que tiene.

También considera que a esa edad, en la que los padres dejan de ser autosuficientes, los hijos tienen la responsabilidad de corresponder con los cuidados que sus padres algunas vez les dieron. Así mismo, alaba el cuidado y el tiempo que doña Salomé le dedica a su padre, pues pese a tener tantos hijos, solo una de ellas le procura y eso es triste.

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Sin embargo, no todos los adultos mayores llegan a esa edad o simplemente son abandonados por sus hijos, a lo cual considera que es un crimen abandonar a un padre o a una madre que ya no pueden cuidarse solos, pues le daría tristeza ver a su padre así; es por ello que da todo y lo dedica todo para que su padre siga con vida y bien.

Es por ello, que para celebrar otro año de vida de este personaje, se planea hacer una celebración en grande, con comida para casi un centenar de personas; pues su descendencia, además de los 13 hijos, de 153 nietos, 60 bisnietos y 3 tataranietos, a los que se suman familiares políticos, amigos y vecinos.

Además, la familia no está sola, la influencia de don Camilo en su comunidad ha hecho que sean donaciones vecinales y familiares las que ayuden a hacer realidad las celebraciones que de hacen en su nombre, en nombre de su difunta esposa y de su legado.

Texto: Melisa Ortega
Fotos: Melisa Ortega // ACA