Cerveza artesanal con malta producida en Tlaxcala

Para hacer una gran cerveza, se necesita una gran malta. Para hacer una gran cerveza artesanal, se necesita una gran malta tlaxcalteca, eso si se quiere que en la etiqueta del producto se mencione que el cien por ciento de la cerveza fue elaborada en una región, en este caso, en Tlaxcala.

Y es que, al respecto del Festival de la Cerveza en su tercera edición, que se llevará a cabo los días 29 y 30, de las 13 a las 22 horas, en el Centro Expositor, la cerveza artesanal elaborada por tlaxcaltecas será la protagonista orgullosa de desmitificar que en Tlaxcala no se sabe hacer cerveza.

Festival de la Cerveza en su tercera edición. Foto: Cámara Oscura // Melisa Ortega

El hecho es que sí, y no sólo se puede elaborar la mejor cerveza artesanal, sino que además, Tlaxcala es una tierra prometida – aún desconocida – para todos aquellos que desean elaborar su cerveza artesanal con malta mexicana.

La cerveza es una de las bebidas más populares en todo el mundo, su origen es milenario y su consumo se ha capitalizado tanto que se puede obtener en tiendas, restaurantes y bares. Es por eso que a la cerveza artesanal le es difícil acaparar el mercado controlado por las grandes industrias cerveceras.

Por ello, el maestro cervecero Alfredo Anaya, de la marca tlaxcalteca “Seis H”, ha buscado elaborar una cerveza artesanal que no sólo posea el mejor sabor, sino que además sea elaborada con ingredientes de alta calidad y sobre todo que sean obtenidos de la misma tierra en la que se elabora.

Originario de Calpulalpan, Alfredo Anaya ha conseguido elaborar una cerveza artesanal de la que puede presumir orgullosamente que es “cien por ciento tlaxcalteca”, no sólo porque es en Tlaxcala donde se elabora, sino que además todos los ingredientes que la componen también son de esta región.

La cerveza artesanal

Botellas de cerveza artesanal en la presentación del Festival de la Cerveza en su tercera edición. Foto: Cámara Oscura // Melisa Ortega

Esta bebida, que requiere del mismo tiempo de elaboración que una cerveza común, es poco aceptada entre los consumidores habituales debido a que su precio llega a duplicar al de una cerveza comercial.

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Lo que diferencia a estos dos tipos de cervezas es que no contiene elementos artificiales que fomenten la fermentación, pues este es el resultado de la mezcla de agua, malta, lúpulo y levadura; que puede contener en su técnica el sabor de frutas y especias que posibilitan una amplia gama de sabores nuevos e innovadores.

El grado de alcohol que posee supera al de una cerveza comercial debido al proceso de fermentado natural, como diría don Alfredo, “cuesta el doble que una cerveza normal pero te pone el doble de feliz”.

Además, la cerveza artesanal, al no ser un producto industrializado para satisfacer la demanda de las masas, ayuda a que las ganancias obtenidas permanezcan en las comunidades donde son elaboradas, ayudando así a la economía local debido a su independencia.

Una de las dificultades que posee esta cerveza es su duración en el mercado, la cual no puede superar ni siquiera el año, desde su fabricación, pues esta cerveza no contiene aditivos ni conservadores, lo que maximiza el sabor natural pero imposibilita la permanencia de cada producto.

Vía: Cerveza Artesanal Mexicana

La malta tlaxcalteca

En una entrevista exclusiva, Alfredo nos comentó acerca de algunas de las variedades de malta con las que se puede elaborar una cerveza y cómo Tlaxcala es una región de la que se pueden obtener los ingredientes necesarios sin la necesidad de conseguir productos importados.

Explicó que existen varios tipos de este cereal, como la malta base que se ocupa para la elaboración de la cerveza, pero para obtener sabores, colores y aromas distintivos se utilizan maltas de especialidad.

“Las maltas de especialidad son maltas tostadas a ciertas temperaturas, lo cual al final en la cerveza aporta un perfil de sabor, de aroma y de color muy característico”.

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Es por eso que don Alfredo ha obtenido una malta “caramelo cristal”, la cual se utiliza para hacer la cervezas tipo ámbar, así como la malta “chocolate”, que se ocupa para la cerveza tipo Porter o Stout.

La característica de ésta última, la Stout, es que la espuma de la cerveza es de color chocolate y la densidad de color del líquido no permite el paso de la luz en la botella.

“Las cervezas artesanales son caras porque son cervezas realmente concentradas, puras, son buenas. De un kilo de materia prima sale casi un cartón de cerveza industrial mientras que a nosotros nos sale menos de la mitad de cerveza artesanal”.

“Por eso dicen, ¡una cerveza cuesta más del doble! Pues sí, su rendimiento es menos de la mitad de una comercial, es lo que mucha gente no entiende”.

Y es que el precio no sólo depende del rendimiento, sino de la calidad de los ingredientes, puesto que muchas cervecerías industriales, así como artesanales, utilizan malta importada principalmente de países como Alemania.

Bolsa de 10 kg de malta chocolate. Foto: Cámara Oscura // ACA

El costo de las maltas importantes oscila entre los 60 y 70 pesos por cada kilo, mientras que la malta producida en México puede costar hasta  30 o 40 pesos dependiendo el proceso de la malta para brindar los diferentes sabores.

Además el valor agregado de una malta nacional es que tiene la ventaja de que se puede obtener fresca, con su aroma todavía intacto; mientras que una malta importada depende del tiempo de traslado de un país a otro y de cuánto  permanece en bodega antes de salir al mercado y ser comprado para su uso.

Hay maltas que son compradas ya con un año de antigüedad, lo que ocasiona que debido al tiempo en el que permanecen guardadas su aroma y su sabor se tornan rancios.

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Don Alfredo explicó que en el estado “más del 50 por ciento del grano que se produce es cebada maltera y maíz” y que los municipios que más producen cebada son Calpulalpan, Hueyotlipan, Sanctorum, Huamantla, Apizaco y Tlaxco.

Si más productores se dedicaran a la cebada, como la familia de don Alfredo, esto abriría la puerta para que más maestros cerveceros se animen a consumir productos locales para agregar ingredientes de alta calidad a sus recetas.

La calidad de una cerveza artesanal

Para corroborar si el sabor de la malta era tan buena como Don Alfredo decía, nos dimos a la tarea de probar los granos de cada una de las maltas que produce, la chocolate y la caramelo cristal.

Malta chocolate. Foto: Cámara Oscura // ACA

Ciertamente la malta chocolate tiene un sabor peculiar; su color no sólo hace honor a su nombre, sino que además se puede percibir la esencia del chocolate y el café tostado, tan fresco como si hubiesen sido tatemados recientemente por productores artesanales.

También probamos la cerveza tipo Stout, que utiliza la malta ya mencionada, y corroboramos que efectivamente  el sabor mantiene esa esencia, pues el aroma es fuerte mientras que el emboque es amargo, posee notas de chocolate y café tostado que se quedan en el paladar.

Malta caramelo cristal. Foto: Cámara Oscura // Melisa Ortega

Por otro lado, la malta caramelo cristal es de un aroma más particular, pues se parece al del maíz tostado, mientras que su sabor recuerda a la esencia de una cerveza clara, suave y ligeramente amarga – de ésta no pudimos probar su cerveza-.

Además de la marca Seis H, existen otras marcas de cerveza artesanal, de las cuales algunos productos estuvieron en la conferencia de prensa que anunció el Festival, como lo son la marca Alquimia – muy buena también – Xicohténcatl, Mocencahua, Don Feyo, Mr. Hop, entre otros.

Seis H, Xicohténcatl, Mr.Hop, etc. Foto: Cámara Oscura // Melisa Ortega

En esta búsqueda de comprobar por qué vale la pena consumir una cerveza artesanal descubrimos que, pese a que su precio llega a triplicar el de una cerveza comercial de 355ml –no imaginamos en cuanto está una tamaño familiar -, quizá por el gusto de haber consumido algo local y artesanal, el sabor que aporta y su variedad valen la pena.

Y como dice don Alfredo en la etiqueta de su embase, son excelentes para “una tarde tranquila, acompañada de una buena vista y excelentes amistades”.

Texto: Melisa Ortega                 Fotos: ACA  // Melisa Ortega