Llama obispado de Tlaxcala a reflexionar durante las celebraciones de pascua, el obispo de Tlaxcala expresó sus bendiciones para con los feligreses, durante la semana santa.
Así mismo hizo un llamado a reflexionar sobre la palabra cristiana y las acciones de Jesús durante su pasión para la redención de los pecados de la humanidad.
E. Guzmán / 24-03-2024
Conforme a la tradición religiosa, la mañana de este domingo, el obispo de la Diócesis de Tlaxcala, Julio Cesar Salcedo Aquino, encabezó la ceremonia alusiva al Domingo de Ramos, en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, en la capital del Estado.
Ante cientos de feligreses el monseñor presidió el inicio de la celebración eucarística con una procesión que, dio comienzo en la plaza Xicohténcatl con rumbo hacia la catedral, donde congregados los feligreses escucharon atentamente la liturgia de la palabra.
Durante su homilía el monseñor, resaltó el inicio de la semana santa con dicha celebración, retomando los temas esenciales de su fe, centrándose en la pascua, que incluye: pasión, muerte, sepultura, resurrección, ascensión de Jesús y la venida del espíritu santo.
“Todos los evangelistas nos narran la pasión con detalle, para poder transmitir esa entrega generosa de Jesús, para comprender el núcleo del evangelio, comprender el proyecto del amor de Dios por nosotros, necesitamos de la vida de Jesús y él habiendo asumido nuestra condición humana experimenta el miedo, experimenta la resistencia a la pasión, Jesús experimentó ese dolor y sufrimiento, porque es fuente de vida, es ese proyecto que, poco a poco logramos comprender como el hijo de Dios entrega su vida por nosotros”.
El eclesiástico reflexionó sobre varios pasajes significantes de la religión y como, durante el periodo de comunión cristiana, se debe también reflexionar sobre las acciones de paz y lo que denominó como la “alegría del evangelio”.
“Que el espíritu santo nos dé luces para que, toda esta semana, que acompañamos a Jesús, nos ayude a comprender como hemos sido salvados, porque la misericordia es más grande que, nuestro pecado, esta misericordia es más grande que nuestras faltas y nuestros pecados, nunca desconfiemos de la misericordia de Dios, acerquémonos a él y él siempre nos dará el perdón, si nosotros estamos en la disposición de cambiar nuestra vida, asumirla y ajustarla a los valores del evangelio”.
